A medida que el Banco de México (Banxico) se aproxima a su decisión de política monetaria en mayo, el consenso entre los economistas se encuentra en que la tasa de interés se mantendrá en niveles de 11%. Esta perspectiva se presenta luego de que la reunión de marzo marcara un cambio significativo en la estrategia del banco central, donde en dicha reunión, se redujo por primera vez la tasa de interés luego del ciclo de incrementos iniciado en 2021.
Es importante destacar que, aunque el reciente recorte de tasas por parte del Banco de México ha suscitado expectativas de un posible ciclo de normalización, el Banxico ha procedido con cautela, evitando describir esta medida como el inicio de dicho ciclo. En cambio, la entidad ha enfatizado que cualquier decisión futura sobre la política monetaria estará condicionada por un análisis meticuloso y continuo de los indicadores económicos, dejando en claro que las próximas acciones en materia de política monetaria se ajustarán en función de la evolución y las tendencias de los datos económicos.
Desde la última reunión del Banco de México, el mercado laboral mexicano ha registrado nuevos datos positivos, mostrando lecturas no vistas en varias décadas. La tasa de desempleo, un indicador clave de la salud del mercado laboral, se ubicó el pasado mes de marzo en niveles no vistos desde el 2001 en 2.3%. Esta nota toma aun mayor relevancia luego de que el arranque del 2024 viera un ligero repunte en las cifras de desempleo.
A pesar de estos datos positivos, no obstante, el panorama recientemente se ha vuelto un tanto más complejo para el Banxico, donde la entidad se encuentra tratando de balancear unas presiones inflacionarias renuentes y un desarrollo económico el cual vio una pérdida de ímpetu en el arranque del 2024.
Para el Banco de México, la inflación sigue siendo de preocupación, donde está aún continúa manteniéndose por encima del objetivo del 3% (+/- 1%) y una la cual, desde prácticamente el 3T del 2023, se ha estancado por encima del 4%. Adicionalmente, previo a la decisión se publicarán nuevas métricas inflacionarias, donde desafortunadamente se espera que el IPC repunte el mes de abril a niveles cercarnos al 4.6%.
En el frente de desarrollo económico, el desempeño del PIB en el 1T de 2024 sugiere cautela, donde el crecimiento se desaceleró a 1.6%, el nivel más bajo desde que la economía empezó a recuperarse de las contracciones observadas luego de la crisis de la pandemia.
Este escenario mixto sugiere que el Banxico muy probablemente mantendrá una postura prudente, buscando equilibrar la mitigación de las presiones inflacionarias y niveles en el costo del dinero que no inflijan daños innecesarios al desarrollo económico mexicano.
La reciente postura menos agresiva de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) podría ofrecer cierto respiro al Banco de México. Dado que la FED ha optado por un enfoque más cauteloso a pesar las continuas preocupaciones inflacionarias del primer trimestre, Banxico podría encontrar un espacio más manejable para ajustar sus propias tasas de interés. Esta “sincronización” es vital para evitar grandes discrepancias entre ambos países, lo cual es esencial para la estabilidad, especialmente dada la intensa relación comercial que comparten ambas naciones. En términos prácticos, esta “alineación” permite a Banxico realizar ajustes en las tasas de interés, minimizando el riesgo de reaccionar tardíamente y, por ende, desencadenar consecuencias económicas adversas innecesarias en un período de desaceleración económica.
Frente Político
La próxima reunión de Banxico se presenta como la última antes de las elecciones presidenciales en México, previstas para el mes de junio. Si bien el escenario político actual no muestra candidatos con propuestas radicales que podrían desencadenar una volatilidad significativa, el periodo electoral inevitablemente conlleva cierta incertidumbre.
Es en el ámbito político de Estados Unidos, no obstante, donde podríamos anticipar una mayor incertidumbre, especialmente con la posible candidatura de Donald Trump para las elecciones de finales de 2024. Esto podría suponer un riesgo considerable para el peso mexicano (MXN). Sin embargo, considero que aún es prematuro esperar que la moneda mexicana experimente una reacción adversa significativa a este potencial y aquí tendremos que esperar al 4T del año.
El peso mexicano sufrió anteriormente depreciaciones significativas debido a su uso como proxy ante las situaciones de aversión al riesgo desencadenadas por los conflictos en Medio Oriente. No obstante, la divisa mexicana ha empezado a mostrar signos de recuperación recientemente.
Cotizando actualmente por debajo de los 17 pesos por dólar, el MXN podría seguir mostrando solidez si es que el Banxico mantiene una política monetaria la cual mantenga un diferencial de tasas atractivo comparado con otras economías. Aquí también va a ser importante que el entorno global continúe desarrollando sin una intensificación de las tensiones geopolíticas a nivel global.
Desde una perspectiva técnica a corto plazo, el nivel de 17 pesos por dólar es una resistencia importante para el USD/MXN.
A la baja, los 15.9 pesos por dólar representan un soporte clave al cual el USD/MXN podría estarse dirigiéndose. Este nivel representa el retroceso de Fibonacci significativo de 61.80% desde la operativa alcista que comenzó en los mínimos de 2008.
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